Imágenes empíricas desde el espejo

» – Posiblemente sí- asintió Malta Kanoo-. Pero tenga cuidado, señor Okada. No es nada fácil conocer el estado en que uno se encuentra. Por ejemplo, uno no puede mirarse directamente a la cara con sus propios ojos. Sólo podemos mirar la imagen que nos devuelve el espejo. Y nosotros nos limitamos a creer, de manera empírica, que la imagen reflejada en el espejo es la real.»

 “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo”  Hakuri Murakami

 Lo que Malta Kanoo le explica al señor Okada es lo que cualquier psicólogo podría explicar como distorsiones perceptivas. Se trata de una deformación de la realidad que nuestra mente genera a pesar de tener “una evidencia empírica” que demuestre que la realidad es otra bien distinta. No se sabe bien cuál es su origen, quizás porque nunca ha sido objeto de estudio directo sino tangencial, pero si está demostrada su existencia.

 A la hora de clasificar las distorsiones perceptivas podemos establecer cuatro tipos distintos:

  • Metamorfopsias. Anomalías en la percepción del tamaño y de la forma.

  • Dismegalopsias. Anomalías en la percepción del peso.

  • Hiper/hipoestesias. Anomalías en la percepción de intensidad sensorial

  • Ilusiones. Interpretación falsa de una imagen sensorial

En muchas ocasiones, ante un caso de TCA (anorexia-bulimia) el contexto más cercano se pregunta, una y otra vez, cómo el paciente (nótese el uso del masculino singular neutro. Este tipo de trastornos afectan tanto a hombres como mujeres) puede verse “gordo” cuando no pesan más de 40 kgs. Parte de la explicación la podemos encontrar en estas distorsiones perceptivas, en las que la imagen corporal se ve alterada. A partir de los estudios de H. Brunch( 1962) comenzaron una serie de investigaciones sobre esta alteración en la percepción y poco después se incluyeron dentro del DSM estas distorsiones como criterio diagnóstico. Slade(1994) nos habla de la imagen corporal como una representación mental amplía de la figura corporal, su forma, su tamaño, la cual está influenciada por factores históricos, culturales, sociales, individuales y biológicos que varían con el tiempo” En el modelo elaborado por este autor lo que se observa es la interacción de todos estos factores, y por tanto la imagen como resultado de ellos. Este criterio es voluble, está en constante cambio y si genera un malestar clínicamente significativo es un criterio diagnóstico.

Estos pacientes son incapaces de estimar, de manera, más o menos ajustada el tamaño, el peso o el volumen de su cuerpo. Normalmente, para el trabajo de estas distorsiones se utilizan lo que denominamos “pruebas de realidad” y la técnica de reestructuración cognitiva. La primera trata de aportar una serie de pruebas reales (se utilizan metros de medir, encuestas, espejos, comparaciones, escalas de silueta, juegos en pizarra,…) para reajustar la imagen corporal. La segunda trata de reajustar y abandonar algunas creencias que sustentan estas distorsiones y que generan un gran malestar en el paciente. Es importante resaltar que estos no son conscientes de lo irreal de su percepción y, en muchas ocasiones, si el profesional no es lo suficientemente empático y cálido pueden sentirse avergonzados, heridos o profundamente incomprendidos. No debemos olvidar que su mente lanza una imagen sesgada y que ellos es la que ven. Nosotros debemos ser capaces de generar una nueva, y así ir desterrando ese malestar.

¿Qué es la imagen corporal?

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